El esfuerzo es la atadura

    Despertar es reconocer esto exactamente como es. Es recordar aquello que nunca pudo ser olvidado.

    Esto es todo. Tú eres esto. No falta nada. No sobra nada.

    Despertar no es un evento en el espacio-tiempo. La experiencia de espacio-tiempo es un evento en el contenedor consciente que lo abarca todo, siempre libre, pleno e inevitablemente despierto.

    Es la visión clara de que el propósito de la creación no es otro que la propia creación en el momento: esta pura vitalidad vibrante, completa, plena y siempre cambiante.

    La liberación no es para el individuo. La liberación es la disolución de la ilusión de individualidad.

    Es el fin de la creencia de que eres una unidad separada, encapsulada en sí misma, sometida a los confines del espacio y el tiempo.

    La ilusión de conocimiento es la ceguera del buscador. Lo conocido vela el hecho mismo de conocer.

    El pensador del pensamiento es la ilusión. No hay pensador, solo hay pensar.

    Y el pensamiento es solo otra forma espontánea que toma esto.

    El sufrimiento es la patente imposibilidad de que esto se ajuste al molde conceptual del individuo.

    La experiencia de separación que se deriva de tomar como real dicho molde conceptual no se puede disolver con más conceptos.

    Lo conceptual se disuelve en el contacto directo con la realidad.

    La búsqueda de la realidad es el intento de encontrar lo que nunca se perdió: la Verdad es la totalidad de esto, no un objeto que pueda ser adquirido o poseído.

    El individuo no va a encontrar la liberación de sí mismo en su imaginario viaje hacia otra parte. Esa actividad solo perpetúa la ilusión.

    Como un condenado a muerte encargado de planear su propia ejecución, el trabajo nunca termina.

    Nada va a ponerse en su sitio. Todo está ya en su sitio.

    Si el reconocimiento aparece, esto es todo. Si el reconocimiento no aparece, esto es todo.

    Este momento no es un conjunto de eventos separados. Es un único fenómeno, completo e indivisible.

    Todo lo que aparece responde al anhelo de Verdad: todo objeto remite a aquello que no puede ser convertido en un objeto.

    Por eso el verdadero maestro no es un individuo sino este momento, siempre disponible y siempre reflejando la verdad de lo que es.

    El buscador se esfuerza por alcanzar la liberación, pero el esfuerzo mismo es la atadura.

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