Antes del problema
Lo simple es real.
La realidad es simple.
Los problemas complicados que plantea el pensamiento no requieren soluciones complejas.
La complicación no es más que un alejamiento de lo real.
La solución siempre está en la inmediatez transparente de lo que es.
En ella, el problema se disuelve en el movimiento natural de las cosas.
El problema no es más que la sensación de estar desconectado del fluir de lo que es.
Es la ilusión de tener que ejecutar un movimiento personal, separado, para corregir la existencia.
Pero la realidad se transforma sin pausa en sus propios términos.
Siempre libre.
Siempre completa.
Las aparentes soluciones y sus problemas aparecen y se desvanecen en las corrientes de la existencia, junto con aquel que los llamaba “míos”.
Nunca nadie gestionó un fragmento de lo que es.
Nunca nadie mejoró esta plenitud inevitable.
El problema parece pedir un “después” que lo resuelva: una idea, una acción, una respuesta…
Pero la verdadera solución está antes.
En ti.
En reconocerte como el propio fluir indivisible de lo que es.