Aquí estás
Una emoción se suelta a sí misma. Un pensamiento se deja ir a sí mismo. Un estado se procesa a sí mismo.
La ilusión de que alguien tiene que hacerlo es lo que impide que se completen y se desvanezcan con la misma espontaneidad con la que aparecieron.
La naturaleza de las cosas es la impermanencia.
Todo fenómeno se mueve hacia su inescapable disolución.
Cuando intentas precipitar el final de un pensamiento, una emoción o una experiencia, estás pasando por alto tu verdadera naturaleza.
Para cambiar algo tienes que aferrarte a ello, tienes que poseerlo, hacerlo tuyo.
Cuanto más tuyo es, más te define, más lo necesitas para seguir siendo quien eres.
Si tienes que soltar emociones y dejar ir pensamientos, tienes primero que apegarte a ellos.
La solución requiere primero que el problema sea construido. Por eso la solución nunca hace desaparecer el problema, solo lo confirma y lo sostiene en el tiempo.
Pero la visión de que este momento es un problema y la necesidad de que esto sea otra cosa, ¿de quién son?
La nube pasa, el pájaro canta, las hojas se mueven… ¿Quién tiene que permitirlo?
El pensamiento pasa, la emoción canta, los estados se mueven… ¿Quién tiene que “soltar”?
¿Quién se cree incompleto debido a la forma que toma esto?
¿Dónde está ese “gestor de lo que es”?
¿Acaso este momento puede ser gestionado?
¿Donde estás tú? ¿Cuál es tu verdadera naturaleza?
¿Qué tiene que pasar para que seas plena existencia consciente ahora?
¿Estás aquí o te estás esperando en el futuro después de un imaginado proceso imposible de gestión y aceptación?
¿Ves lo absurdo del planteamiento ilusorio cuando lo miras directamente?
Tú nunca serás. Nunca te completarás ni te liberarás. Nunca llegarás ni te encontrarás.
Búscate en lo que ya es. En lo que está ya completo y libre. En esta vitalidad indomable.
Aquí estas.