El artista invisible

    Este momento es un lienzo que no está siendo pintado por nadie.

    Nadie decide el pensamiento o la sensación que aparecerán en unos segundos… ¿Lo ves?

    La noción de que “yo soy responsable” surge aquí espontáneamente, sin que nadie la elija.

    La falsa identidad es la creencia de que hay alguien que es el autor (o co-autor) de este momento.

    Un “yo” que trata de mejorarlo y modificarlo para ajustarlo a sus deseos.

    Pero ese esfuerzo llega siempre tarde.

    La pincelada que intenta cambiar ya está en el lienzo.

    Y ya se está desvaneciendo.

    “Sé lo que tengo que hacer pero no lo hago...” ¿Cuántas veces lo has pensado?

    Este pensamiento no expresa un problema, revela lo obvio: el responsable de llevar a cabo esa tarea es tan irreal como la propia tarea.

    Solo es un pensamiento más, que hace referencia al autor inexistente y confirma su irrelevancia.

    La creencia del hacer personal refleja la ilusión de que “yo” existo aparte del lienzo.

    Pero no hay nada aparte de lo que es.

    El presunto co-creador de la experiencia es solo una pincelada más que intenta en vano modificar la imagen.

    El cuadro está siempre acabado y siempre cambiando.

    Tú eres el artista invisible.

    Este momento, exactamente como es, es tu obra, imposible de cambiar, siempre fluyendo, imparable.

    Todo intento de congelar el cuadro, de crear una “naturaleza muerta” que se ajuste finalmente a los deseos del falso yo, solo trae frustración y sufrimiento.

    La pintura siempre expresa una naturaleza viva, incontrolable.

    Es siempre una expresión completa de la plenitud que eres.

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