El tren fantasma

    Los intentos de cambiar tu historia, sanar tu pasado o controlar tu futuro son un intento de escapar de tu biografía.

    Pero no hay escape mientras creas que tu historia habla de ti.

    La ilusoria identidad personal se vive a sí misma avanzando hacia su fin.

    Como un pasajero de un tren sin frenos que se dirige irremediablemente hacia un acantilado.

    Parece que el viaje empezó en algún punto del pasado y terminará en algún momento futuro, cuando la vía se acabe.

    Esa es la historia de “mí”.

    Es la ilusión de tiempo lineal.

    Es donde habita el miedo a la muerte.

    Todas las actividades de la falsa identidad son un intento de evitar llegar a la última estación.

    De evitar la sensación de estar en un tren sin frenos que avanza hacia su destrucción.

    Pero esa sensación, cuando aparece, no habla del futuro ni de ti.

    Es solo el reflejo de una ilusión que se despliega en el presente.

    A pesar de los procesos y esfuerzos de la falsa identidad, el tren no puede ser desviado, conducido ni frenado.

    Esos intentos, tanto si parecen tener éxito como si no, son parte de la historia de ese personaje imaginario atrapado en los vagones de su biografía.

    El tren y el individuo tratando de controlarlo son parte de la ilusión.

    La experiencia de este momento no viene de antes ni se mueve hacia después.

    No va a ningún lado.

    Es un sueño de tiempo desplegándose en este eterno aquí.

    Lo único que pone fin a la experiencia de miedo es despertar del sueño.

    Es la posibilidad de saltar del tren.

    Un salto hacia ti que solo se puede dar ahora, sin condiciones.

    Un salto desde la ilusión hacia la realidad, desde la contracción existencial hacia el vacío pleno de tu Ser.

    Saltar del tren es reconocer que nunca hubo nadie en él.

    Que siempre fue un tren fantasma, sin pasajeros ni destino, en una historia que se cuenta a sí misma y habla solo de sí misma.

    Tu biografía no es tu biografía.

    Es la biografía del aparente yo.

    Y el fin de tu historia no está al final de la vía, sino aquí: en el reconocimiento de que nunca fue tu historia, de que nunca estuviste en el tren.

    ¿Quién eres tú cuando no te remites a una historia que te defina?

    ¿Qué eres cuando se hace evidente que la biografía siempre se crea y se disuelve en ti?

    El tren fantasma puede seguir apareciendo y desapareciendo, puede continuar trazando su curso imaginario hacia ninguna parte.

    Pero tú siempre eres, aquí, intocable.

    Eres el espacio donde todas las biografías aparecen y desaparecen.

    No hay estación final porque no hay viaje.

    No hay tren porque no hay pasajero.

    Solo esta inmediatez sin historia, sin dirección, sin miedo.

    ¿Qué es lo que permanece cuando la biografía desaparece?

    Esto eres.

    0 comments

    Sign upor login to leave a comment