La abeja no sabe hacer miel

¿Tienes que entenderte para saber vivir?

¿Eres responsable de que la vida fluya?

Qué extraña idea…

No necesitas entender lo que eres para ser lo que eres.

La vida que sostiene tus ideas acerca de ti no necesita ayuda para desplegarse como se despliega.

Imagínate que una abeja tuviera que analizarse, trabajarse y entenderse antes de poder hacer miel.

Imagínate que tuviera que definir objetivos, trabajar en su pasado y aumentar su motivación.

La abeja no sabe como hacer miel, no necesita saberlo, simplemente la hace.

Ni siquiera es una entidad separada y aislada que pueda “saber” o “hacer”.

Es una aparente localización del ser, es la actividad de la vida misma moviéndose espontáneamente de forma única e irrepetible.

¿Acaso tu experiencia ahora es diferente?

¿Existes como un ente autónomo y separado, al margen de la vida?

¿Sabes hacer que la sangre corra por tus venas? ¿Sabes generar pensamiento?¿Sabes emocionarte? ¿Sabes desear? ¿Sabes tener miedo? ¿Sabes ser consciente de estas palabras?

Nada de esto es algo que alguien sepa hacer.

Nada de esto es algo que le suceda a alguien.

No hay distancia.

No hay nadie viviendo la vida. No hay un “receptor” de lo que sucede en este momento.

Esta es la ilusión... La imaginada distancia y la necesidad de eliminarla, el intento de entenderte y arreglarte para sentirte de nuevo parte de la vida.

Pero este intento de entender es solo un impedimento, ya que la distancia nunca existió.

De hecho, la aparente distancia no es otra cosa que el propio intento de entender.

Es la ilusión de que hay alguien que tiene que llegar a algún sitio.

Ese “alguien” es como una abeja pensándose como algo separado, creando una separación ilusoria entre “yo” y la vida.

Esto nunca podrá ser explicado ni ninguna explicación completará esto.

Esto ya es, pleno e inexplicable. Totalmente libre.

Esto es lo que eres.

Esta transparencia sin distancia, sin antes ni después, sin “yo” y “eso”.

Esta inescapable inmediatez fluyendo incesante hacia sí misma.